Son unos cuantos escalones, de corto trazado, con un par de descansos entre medias, para salvar la altura que existe entre el barrio de El Llerón, a menos de un metro por encima del río Naredo, y la calle Robledo, lo que hace muy pendiente una escalera que utilizan decenas de personas diariamente y para la que los vecinos de esa zona de La Pola reclaman una reforma urgente, que la saque de la condición de ser “la más peligrosa” del casco urbano, según consideran.
Además de su alto desnivel, denuncian que algunas baldosas que cubren los peldaños están rotas desde hace tiempo “y lo más fácil es tropezar y caerse”. “Si alguien baja rodando las consecuencias pueden ser tremendas”, advierten, a la par que lamentan "la dejadez" de una parte de la población, junto a un cauce fluvial, que "podría ser un lugar de recreo muy agradable".
Con todo, la escalera de El Llerón (en la imagen) no es un caso aislado en encerrar posibilidades de riesgo para los viandantes, sino que la de La Fuentina (principal comunicación con la estación ferroviaria) o la que enlaza las calles Vital Aza y Padre Sarabia también han sido escenario de varios accidentes, alguno con fatídicas consecuencias.
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