Las calles de La Pola han sido sometidas a sucesivas reordenaciones viales a lo largo de estos últimos años, en un intento de adaptarlas a las afluencias de tráficos y a la evolución urbanística de la población. La modificación más importante ha consistido en la configuración de dos ejes de dirección única, que atraviesan el casco urbano de un extremo a otro, mientras que con anterioridad se circulaba en ambos sentidos. Esos cambios han dejado como principales damnificados a una treintena de indicadores que se han quedado inservibles al abocar hacia entradas prohibidas.
Si bien algunos, los menos, han sido colocados en otros puntos, la mayoría no han podido ser reaprovechados y han acabado sus días en almacenes municipales, como la antigua fábrica de sillas de Sotiello, convertida en un vertedero de objetos inútiles. Paneles que orientaban sobre cómo llegar al área recreativa “Valle El Peral” o al santuario mariano de Bendueños reposan en esas dependencias.
Varios de esos indicadores tienen leyendas en asturiano y fueron adquiridos con una subvención del Principado dirigida a fomentar la lengua autóctona. Pocos días después, con una nueva regulación, sus flechas orientaban en el sentido contrario a la circulación y eran retirados de las vías públicas. Entre otros, rótulos con las inscripciones “Centru de Salú”, “Ayuntamientu”, “Hotel d’Asociaciones” o “Santa Cristina de L.lena”.
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