Usuarios del autobús claman por una estación “moderna, confortable y bien ubicada” en La Pola

La estación de autobús de La Pola se ha quedado vieja y si se quiere promocionar ese medio de transporte público urge apostar por unas instalaciones "modernas, confortables y mejor ubicadas” en el casco urbano. Es ésta una opinión compartida por la mayoría de viajeros que utilizan ese servicio con frecuencia, según ha podido constatar este periódico.

En julio de 2003, hace por tanto 19 años, arrancaban una obras de reforma de la vieja parada, en el barrio de Santa Cristina, con un proyecto diseñado por el arquitecto municipal, Manuel García, quien ideó una visera sobre el andén con una forma ondulada que evoca una ola, de color blanco, en paralelo a la Autovía A-66. Los trabajos se adjudicaron a la constructora asturiana “Tradehi” en un presupuesto de 355.331 euros.

El primer revés no tardaría en llegar: la dirección de la compañía “Alsa”, con el monopolio de las líneas de largo recorrido, se negaba a utilizar el flamante apeadero bajo la justificación de que cruzar la población les alargaría en exceso los tiempos de viaje (en Mieres, en cambio, sí entran hasta el barrio de La Villa). Con la reordenación posterior del tráfico en las calles de la capital lenense la llegada a ese punto se hacía todavía más inviable. De ese modo, se reducía a las paradas de los buses que cubren el recorrido hacia Mieres y Oviedo. Los viajeros en “Alsa” tienen que realizar las esperas en “La Rotonda” (Plaza del Principado de Asturias), en una pequeña marquesina que apenas cobija de la lluvia y mucho menos del frío cuando el otoño y el invierno hacen caer las temperaturas.

“Se les llena la boca pregonando que se use el transporte público y sin embargo no hacen nada porque sea competitivo”, lamentan los consultados, quienes estiman que ha llegado el momento de invertir en lo que califican de “un servicio esencial para muchas personas a diario”.