El oso pardo cantábrico ya merodea por los pueblos de Lena. Hace unos días el propietario de una vivienda en el pequeño núcleo de San Blas, en la parroquia de Sotiello, se tropezó con un ejemplar de la especie en el camino hacia su casa, sin que hubiera que lamentar más incidente que el susto mayúsculo que le produjo el inesperado encuentro, ya que el animal huyó de la presencia humana por la pista que sube, monte arriba, hasta Xomezana, lugar en el que también fue grabado otro (o quizás el mismo) meses atrás, al igual que en un colmenar de Espineo. El triángulo que conforman esos tres enclaves podría llevar a pensar que se trata de un único plantígrado o de una familia asentada en la zona.
Como se publicó en esta edición digital de LA VOZ DE LENA, cazadores lenenses cifraban entre “catorce y dieciséis” los ejemplares que conviven en el Concejo hace un año, una cifra que probablemente se haya incrementado, fruto de la reproducción. "Son cada vez más y buscan nuevos espacios, pues escapan unos de otros", indican.
Lejos quedan aquellos tiempos en los que el avistamiento de un animal de la especie se convertía en todo un acontecimiento en los pueblos, como ocurrió aquel 22 de abril de 2012, en que “Chusín” Castañón, un ganadero de Traslacruz, estuvo muy cerca de un oso adulto en el paraje conocido como Ganceo, llegando incluso a fotografiarle con la cámara de su teléfono móvil (una imprudencia que ahora se sabe que conviene evitar siempre, como recomiendan los expertos). Poco antes José Luis González, de Tuiza Riba, había avistado, asimismo, una hembra con dos crías en El Forquéu, dentro del área Parque Natural de Las Ubiñas.
En uno de los artículos publicados en aquellas fechas en este periódico por el fallecido doctor en Veterinaria Manuel Rodríguez advertía de la proliferación de poblaciones oseras en los límites entre Asturias y León, tras un periodo en serio riesgo de extinción. A la par recordaba la retirada por parte de los implacables censores de la época de una edición de la desaparecida revista “Lena” en la que había insertado un escrito en el que abogaba por la convivencia del oso con la ganadería (pedía que la Administración cubriese los destrozos que generase a los campesinos), y por su explotación como reclamo turístico. Aquella idea le valió un apercibimiento de sanción al difunto científico.
En la imagen, el oso grabado en la carretera de acceso a Xomezana.
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